La mejor forma de Viajar a Groenlandia en verano

Viajar a Groenlandia puede parecer algo inalcanzable, y la organización una auténtica odisea. Por eso esta vez, no tuve duda y me puse en manos de una agencia especialista en viajes en el Ártico como es Tierras Polares.

De todas las posibilidades que ofrecen, según mi disponibilidad y presupuesto elegí una ruta apta para todos los públicos, pues no estaba segura de mis posibilidades físicas. Me uní al programa Maravillas de Groenlandia, que es una combinación de un poco de todo.

Estoy muy orgullosa de haber tenido la valentía de ir sola a este viaje y de haber superado muchos de mis miedos y retos. Cada día suponía descubrir un territorio remoto, que se mantiene intacto, y disfrutar de la naturaleza más salvaje que he conocido hasta ahora.

De verdad que no se puede describir con palabras. Hay viajes que te marcan de por vida, y este, sin duda, para mí, os aseguro, es uno de ellos.

Como aperitivo, te dejo este video que hicieron los compis de Guías-Viajar, y antes de entrar en harina te pones en situación:

Pero como has llegado hasta aquí para saber un poco qué es lo que puedes hacer en un viaje a Groenlandia, voy a describir mi ruta día por día, para que en el mapa puedas ubicar el recorrido, y además puedas conocer cuales ha sido mis sensaciones y experiencias en cada uno de los días de viaje..

Groenlandia es inmenso. Imagina que de norte a sur sería lo mismo que recorrer desde Madrid hasta Oslo, y solo visitamos una pequeña parte del sur del mapa.

La aventura está servida, tomen asiento y sigan mi paso a paso por Groenlandia:

Día 1. Llegada a Groenlandia – Qassiarsuk y la Groenlandia Vikinga

La llegada a Groenlandia puede hacerse desde Islandia o Copenhague.

En mi caso volando con Play llegué a Reikeavik el dia de antes del viaje, y me aloje en uno de los albergues propuestos por Tierras Polares

Ya desde Islandia, despegaba  mi vuelo con la aerolinea ICELANDAIR hacia Narsarsuaq,  en el sur de Groenlandia.

Cuando estábamos aterrizando me sobrecogió ver todo hielo. Era la primera vez que veía un glaciar.

Llegada e Groenlandia con Icelandair

Aterrizar en esta remota pista, construida por los estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial, ya es una experiencia en sí misma.

Al poco de pisar tierra ya pude comprobar que el tiempo aquí se mide con otro ritmo.

Desde el aeropuerto, a las 19:30 de la tarde, recordad que no anochece, con el sol de medianoche todavía a mediados de julio, una zodiac nos espera para cruzar el fiordo Tunulliarfik, entre icebergs flotantes, hasta el pintoresco pueblo de Qassiarsuk.

Los guías explican el protocolo de subida y bajada de la lancha. Al final del viaje sería una experta en las cadenas humanas («human chain«) pues con los chalecos salvavidas, nos pasamos el equipaje para asegurar todo desde tierra y ya cuando el equipo confirma que está todo listo uno por uno subimos a la zodiac.

Ejemplo de las cadenas humanas para entrar de forma ordenada a la zodiac

Nunca olvidaré este mi primer primer trayecto en barco en Groenlandia, a pesar de la lluvia me dejó con la boca abierta ante semejante escenario.

Mi primera vez viendo un iceberg. Os aseguro que es un azul que nunca había visto. Profundo y penetrante. Muy pocas cosas se pueden comparar con esto.

Curiosidad: Groenlandia debe su nombre a Erik el Rojo, quien la bautizó como “Tierra Verde” para atraer a otros colonos, aunque probablemente estuviera cubierta de nieve en el momento del desembarco. Marketing vikingo de primera.

Día 2. Narsaq y campamento glaciar Qaleraliq

Hoy toca navegar por el fiordo hasta llegar a Narsaq, una de las pocas ciudades del sur de Groenlandia (aunque solo cuenta con unos 1.300 habitantes).

Aquí se pueden ver casas tradicionales, el puerto de pescadores, talleres de artesanía inuit y una iglesia preciosa de madera roja.

Casitas de colores en Narsaq, el lugar que robó mi corazón.

El mercado local es uno de los pocos lugares donde se pueden comprar productos típicos como carne de foca o amuletos tallados en hueso de narval.

Además de conocer el modo de vida allí, donde las prisas y el tiempo parecen haberse detenido en una calma que se saborea, también aprovechamos para comprar recuerdos, pues hay dos supermercados (¡todo un lujo!).

Como curiosidad, en los supermercados venden rifles así como si nada. Los precios, bastante altos en general.

Después de esta parada cultural, el barco nos llevará hacia el campamento de Qaleraliq, frente a los glaciares del Inlandis, el gigantesco casquete polar que cubre el 80% de Groenlandia.

Dormir aquí es una de las experiencias más memorables del viaje. Es uno de esos lugares únicos, donde la belleza de la naturaleza que lo rodea, unida a que en verano no se hace de noche, te teletransporta y te hace imaginar cómo sería la vida de los primeros pobladores nómadas de la isla.

En tiendas tipo domo con literas compartidas, frente a la inmensidad del hielo, el silencio solo lo rompe el crujido de los seracs cuando se desprenden y caen al agua.

No hay cobertura ni electricidad. En las tiendas prepárate para lavarte los dientes en el río que viene del glaciar, y buscarte un baño improvisado con vistas a los icebergs.

Campamento Domos tierras polares en Glaciar
Campamento con Domos enfrente del Glaciar Queraliq

Nuestro impacto en la naturaleza es el mínimo imprescindible, y vivimos por unos días como lo hacían los antiguos inuits, aunque con comedor donde sí hay cocina y algunas otras comodidades como un domo secadero donde se pueden secar las prendas si llueve, con estufitas.

Acostumbrarse a vivir sin los lujos del mundo capitalista, puede ser relativamente fácil cuando valoras el enclave donde estás, y que cualquier construcción allí destrozaría el ecosistema y la belleza natural. Es una experiencia increíble estar allí.

Todas las personas que trabajan allí, y llevan varios años, corroboran el efecto del calentamiento y el cambio climático, y cómo está disminuyendo cada año el glaciar.

Día 3. Trekking al lago Tasersuatsiaq y vista del Inlandis

Desde el campamento, este día salimos para realizar un trekking de contrastes: vamos a cruzar en una caminata de unos 13 kms, que empieza por valles de arena y termina en paisajes de tundra con líquenes, flores árticas y musgos que parecen tapices de otro planeta.

La suerte estuvo de nuestra parte y vimos a una familia de caribúes, especie de reno.

Trekking en Groenlandia

Otros animales que habitan el ecosistema son los zorros árticos o incluso liebres árticas blancas. No hubo suerte y no vimos los zorritos. Y eso que son unos de los protagonistas del lugar y todo lo que nos explicaron los guías era divertidísimo, porque, al parecer están hechos unos granujas y algunas de las expediciones en tiendas de campaña sufren hurtos de todo tipo de estos listillos. De ahí el nombre.

El destino es el lago Tasersuatsiaq, uno de los más grandes del sur de Groenlandia, con aguas transparentes que reflejan las montañas circundantes y rodeandolo, desde allí se accede a un mirador natural sobre el Inlandis.

Al llegar arriba pudimos disfrutar de vista sobrecogedora del mar de hielo extendiéndose hasta el horizonte, y tomar nuestro descanso con el merecido pic nic que fue una de las cosas que más me han gustado del viaje. Compartir con los compañeros

Otros animales que también vimos a cientos y a miles, y que nunca pensé son los MOSQUITOS! y de qué tamaño. ( en tierras vikingas todo es a lo grande..)

Sí que es verdad que no pican pero id preparados con gorra y mosquitera de cabeza porque son realmente molestos

A la llegada de regreso al campamento, cuando me iba a lavar los dientes….otro animalillo!!! ví a una liebre ártica: gigante, de tamaño como los capibaras peruanos, parecía la Liebre de la versión ártica de Alicia en el País de las Maravillas…realmente el lugar de donde apareció podría llamarse también como el «País de nunca jamás».

Estas eran algunas vistas de los alrededores del campamento.Vaya playa.

Terminamos el día cenando en el domo comedor entre risas y anécdotas de los compañeros. Como imaginarás los que allí estamos no somos viajeros al uso. No tengas ningún problema de ir sólo porque vas a encontrar a gente como tú.

A este tercer día ya hemos forjado amistad y las bromas y charlas compensan el cansancio de un día en la naturaleza más salvaje.

Día 4. Navegación de frentes glaciares y caminata sobre el hielo

Hoy empezaba un día que tenía muchas ganas. Una de las razones de mi viaje…iba a hacer otro check en mis experiencias: caminar en un glaciar.

Tengo que confesar que también tenía algo de miedo, era mi primera vez, no se esquiar ( que ya me habían dicho que no hacía falta) pero mi subconsciente se imaginaba toda clase de peligros y yo rodando por el Inlandis, como Karmele haciendo la Croqueta en el Sálvame.

Spoiler, nada de eso sucedió. Moraleja: no dejes de no hacer algo por tus miedos, pues sólo son eso.

Primero, la zodiac, donde ya éramos todos unos expertos, se adentró en los tres frentes glaciares de Qaleraliq, como auténticas murallas de hielo que rugen y se quiebran con estruendos que parecen de otro mundo. Y el color. Las aves. De verdad que nos quedamos en silencio, esperando que alguien me pellizcara para confirmar que eso no era un documental del Nat Geo. Brutal. Imaginaréis que casi agoto la batería de mi móvil (tenéis guardados los vídeos en las stories destacadas de Instagram).

Contemplando extasiada frente glaciar en Groenlandia.

Después, viene uno de los grandes momentos del viaje: la caminata sobre el glaciar. Aquí nos esperaba Andrea, un instructor especializado en el Ártico que trabajaba también en la Antártida. Imagínate el nivel. Se puso los crampones y caminaba por el hielo tras hacernos la demostración y darnos las instrucciones como Fred Astaire, en su versión ártica. Con un ritmo y precisión que parecía haber caminado allí toda su vida.

Yo, con mi diablillo en la cabeza y mis miedos, lo confesé en voz alta. Creo que era la única.

Hasta María, otra viajera que tenía 76 años, pero ya había visitado 173 países (entre ellos el Perito Moreno), parecía tranquila.

Equipados con crampones y arnés, acompañados por Andrea (que me promete que no me va a dejar sola y me guiará cual lazarillo al verme la cara desencajada), comenzamos a explorar un paisaje de grietas, cuevas azules, aristas transparentes y pequeñas lagunas turquesas que brillan al sol. De locos.

¡Menos mal que lo hice! Muy orgullosa de, aun con miedo pero con la tranquilidad de llevar a mi lado a un experto y confiar en esos aparatos que llevaba en los pies con pinchos (crampones), pude vivir y sentir en mi cuerpo qué es eso de caminar por el Círculo Polar Ártico.

Conseguí llegar al frente glaciar en Groenlandia
Esta imagen y mi sentimiento en ese momento, es muy difícil explicar en palabras.

Es una oportunidad única que este viaje te brinda. Y si yo lo conseguí, que mi forma física es muy básica, y María también, cualquier persona con una forma física mínima puede hacerlo con la gorra.

A la vuelta: icebergs, risas y la satisfacción de haber cumplido otro sueño. Todos los compañeros se alegraban de los logros de los demás. Empezábamos a ser una pequeña familia.

Hoy dormiríamos de nuevo en el Hotel Erikson en Qassiarsuk.

Día 5. Igaliku y los icebergs del glaciar Qooroq

Este día nuestra lancha nos lleva de viaje hacia Igaliku, considerada por muchos la aldea más bella de Groenlandia.

Llegando a Igaliku, el lugar donde la calma se saborea y la paz se escucha entre casas de madera

Sus casas de madera pintadas con colores vivos contrastan con las colinas verdes y las ovejas que pastan libremente.

Aquí se encuentran las ruinas de Gardar, antigua sede episcopal de los vikingos y testimonio del breve florecimiento cristiano en el Ártico. Esta combinación de historia, paisaje y paz absoluta ha hecho que también se incluya dentro del Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Dato curioso para fans de Juego de Tronos: en Igaliku vive/tiene casa el actor que da vida a Jaimie Lanister.

Si ya nos lo llegamos a encontrar, me caigo muerta, pues es mi personaje favorito de la serie.

Tomamos nuestro picnic con vistas al lago con icebergs en uno de los lugares más mágicos de Groenlandia.

Ya era la segunda vez que me imaginaba a mi misma alquilando una cabaña allí para escribir un verano, una novela de suspense que discurrirá entre glaciares y descendientes de vikingos.

Desde Igaliku, donde la caminata es muy suave y agradable,  llegaría otro de los platos fuertes del viaje y eso que ya pensaba que lo había visto casi todo:

Navegar por el fiordo de Qooroq, hasta donde nos permita la seguridad llegar a la lengua de glaciar, que es alucinante, pues está lleno de icebergs gigantes desprendidos del glaciar con el mismo nombre.

El barco avanza entre bloques de hielo hasta que no puede seguir más. Hoy dirige el timón Teresa, de Mallorca. Me ha encantado que Tierras Polares tenga muchas patronas de barco.

Se va deteniendo, todos alucinamos. Aquí literalmente me fundí la batería del móvil. Se apaga el motor y disfrutamos en silencio de la lengua del glaciar.

Poco más que decir

Antonio, nuestro guía (que es un crack), nos explica todo el proceso… y ¡ahhhh! sorpresa: los chicos nos regalan otro momentazo inolvidable: copazo de Martini con hielo milenario de glaciar.

Curiosidad: el hielo de iceberg no es simplemente agua congelada, sino nieve acumulada y compactada durante siglos, que se ha transformado en hielo glaciar al comprimirse bajo su propio peso, atrapando burbujas de aire puro de hace miles de años. De ahí su color blanquecino y su crujido al romperse.

Durante un tiempo, en Estados Unidos, algunos bares de lujo llegaron a importar bloques de este hielo del Ártico o la Antártida para servirlo en cócteles exclusivos… ¡a más de 100 dólares el vaso!

Desde luego, el mejor Martini que me he tomado en mi vida.

Día 6. Tasiusaq y kayak entre icebergs

Se realiza una excursión a pie hasta la granja de Tasiusaq, habitada por apenas unas pocas familias dedicadas a la ganadería.

Es uno de los lugares más aislados de la región, rodeado por montañas y fiordos helados. El paisaje desde que salimos me recuerda mucho a Escocia.

Lagos, montañas, flores, y ese verde y bruma de las Hightlands, pero la diferencia llega pronto. Después de unas horas de camino, avistamos los primeros Icebergs.

Caminando entre montañas y lagos en Groenlandia

Paramos a comer en el refugio de Tierras Polares, que es un enclave precioso, con vistas increíbles, y ese toque cálido de las casas de madera nórdicas junto a lagos.

Desde allí, tenemos la posibilidad de realizar la actividad de kayak entre icebergs, en la llamada Bahía de los Icebergs.

Entra en acción el guía especializado en ártico y deportes, que es Urko. Actividad recomendadísima.

Hasta María Jose una compañera que le tenía miedo al agua, venció sus temores, y se embarco en el kayak.

Deslizarse en silencio por aguas cristalinas, entre témpanos flotantes de icebergs con formas caprichosas, es uno de esos momentos que se graban en la retina para siempre.

VIAJAR A GROENLANDIA KAYAK
Kayak en Groanlandia entre icebergs. Alucinante

Yo siempre disfruto mucho las salidas en Kayak, el material era de lo mejorcito que he visto. Nos dieron una bajera o faldón para que no entrara agua, y los kayaks tenían hasta un timón y pedal de dirección, con lo que era muy fácil coordinar con tu compañero.

Curiosidad: Aunque Groenlandia tiene muchos fiordos, es raro encontrar uno navegable en kayak con tantos icebergs flotando a la vez y tan cerca de la costa.

Spoiler, de todos los años que llevan haciendo viajes aun ningún viajero cayó en esta actividad…así que salvo por temas de salud de verdad no tengas miedo y anímate a remar en el Ártico. Para mi sin dudarlo ha sido uno de los días más especiales de este viaje.

Día 7. Trekking del Valle de las Mil Flores y glaciar Kiattut

Este día tendríamos la última gran caminata del viaje, desde Narsarsuaq hacia el Valle de las Mil Flores, un oasis verde durante el verano ártico.

El sendero asciende suavemente hasta que comienza la subida para llegar a un mirador espectacular sobre el glaciar Kiattut, uno de los más accesibles del sur de Groenlandia. Y que no te esperas.

Viaje
Ascensos que merecen mucho la pena

El contraste entre las flores, el musgo y el hielo crea un paisaje sorprendente. Se puede ver cómo el glaciar se va retrayendo, dejando a la vista morrenas oscuras y lagos nuevos formados por el deshielo.

Gracias a todos los guías, y compañeros que me han ayudado en cada trail, en cada caminata, con una paciencia infinita y que han conseguido que todos terminemos orgullosos, las etapas con una sonrisa en la boca.

Superando todos los retos que me puso Groenlandia

Cuando volvemos ya con mucha pena porque el viaje se acaba, compartiremos nuestra última cena, que va a ser especial.

Degustaremos una cena tradicional inuit, donde se pueden probar platos como estofado de caribú, pescado seco, y ballena en sashimi y a la brasa, o foca.

Un homenaje a la cultura local donde también probé la cerveza local, y entre risas nos sorprendíamos de los sabores ( la ballena parece ternera, por ejemplo) y recordábamos las anécdotas de un viaje que tocaba a su fin.

Día 8. Regreso desde Narsarsuaq

Tras el desayuno, hay tiempo libre para una breve vista cultural por Qassiarsuk, a unos pasos de hostal

Qassiarsuk, apenas consiste en unas casas de colores, una iglesia luterana y un puñado de habitantes dedicados a la ganadería de ovejas, pero también el epicentro de la historia vikinga en América.

asentamientos vikingos en groenlandia
Reconstrucción de asentamientos vikingos en Qassiarsuq

Aquí se encuentran las ruinas de Brattahlid, el asentamiento que fundó Erik el Rojo en el año 985, tras ser desterrado de Islandia. A este personaje lo vais a encontrar en todas las guías e información de Groenlandia, pues fue el origen de este territorio autónomo, dependiente de Dinamarca, tal y como evolucionó hasta lo que es a día de hoy.

Estas ruinas de Brattahlid y las reconstrucciones de su casa vikinga y la primera iglesia cristiana del continente americano, invitan a imaginar la vida de aquellos colonos que se enfrentaron al hielo con barcos de madera y mitología nórdica. Brattahlid forma parte del conjunto declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO bajo el título “Kujataa, la agricultura nórdica en el borde del hielo”

Después, traslado al aeropuerto a Naesarsuaq para tomar el vuelo de regreso a Reykjavík o Copenhague.

Si aun te queda tiempo según el horario de tu vuelo puedes visitar, el pequeño pero interesante Museo Bluie West One, que muestra la historia de la base militar americana durante la Segunda Guerra Mundial, o para ascender al View Point y despedirse de Groenlandia desde las alturas.

Y ya me despedía de este lugar que tanto aprendizaje me había dado en sólo 8 días.

Mi última imagen del país, de nuevo brutal viendo una inmensa lengua de Glaciar desde el Aire (lo tenéis en mis historias de Instagram). De locos..

Yo me quedaría una semana en Islandia, país de donde venía Erik el Rojo, donde pasarían muchas más cosas, porque justo me recibía un volcán en erupción…pero esto ya lo dejo para otro post.

Mi experiencia con Tierras Polares

Mi experiencia en este viaje a Groenlandia con Tierras Polares, no puede ser más positiva.

Su fundador Ramón Larramendi, un vasco de amor profundo por el Ártico ( y valiente expedicionario, con hazañas en su curriculum, como haber cruzado en trineo de viento y kayak desde Alaska hasta Groenlndia), ha establecido su base de operaciones allí, y por ello, son los que mejor conocen la zona y tienen gran parte de la infraestructura como propia, por lo que viajar con ellos, es un caballo ganador.

Todos los miembros del equipo técnico y sobre todo los guías, que en mi caso fueron Lula, Rebeca y Antonio, totalmente volcados para que todos disfrutáramos y pudiéramos aprender y llegar a todos los retos que el viaje propone. En las actividades más técnicas hay siempre refuerzo, y se agradece montón.

Haciendo equipo en un viaje a Groenlandia inolvidable

El programa Maravillas de Groenlandia, es un nivel intermedio entre el confort (que es en hoteles) y el de expedición Ruta de Erik el Rojo con Kayak, y combina trekkings, con un día en Kayak, caminata por Glaciar, por lo que también es físico… pero se duerme en campamento base o en literas en los hostales de las ciudades, porque lo que hay más comodidad e integración cultural, sin perder de vista la aventura.

No hace falta tener experiencia previa en alta montaña ni un nivel atlético avanzado. Sí necesitarías una mínima forma física pues las caminatas son de 13-15 kms, y el clima es Groenlandia es impredecible, por lo que debes llevar muy buena ropa impermeable, es totalmente necesario.

Esta parte real y auténtica del viaje, el poder verte rodeado de una naturaleza intacta, la inmensidad de un tierra indómita y poderosa que sorprende y te deja con ganas de mucho más.

Esta noche soñé con el sonido del Glaciar, el caer del agua en los icebergs, y su color azul que te hipnotiza.

Me imagino en esa lancha, con el viento y lluvia en la cara, rodeada de icebergs.

Esto es muy tip y difícil de superar

Es como estar dentro de un documental del National Geographic.

Todas las fotos que veáis por aquí o cualquier cuenta de Instagram, no reflejan os aseguro ni un 20% de la realidad.

Creo que todo aquel que quiera conocer de primera mano los efectos del cambio climático y observar la realidad de lugares recónditos al margen de toda civilización, debería darse la oportunidad de vivir una experiencia así.

Además en verano, recordad que no anochece (cosa que también me llevo como experiencia del viaje), y las temperaturas no han bajado de los 5 grados, por lo que es algo muy llevadero a nivel físico. Yo que soy super friolera, con un buen equipamiento, no sentí nada de frío.

Va a resultar muy difícil superar este viaje, he vuelto con nuevos amigos y mi memoria con una experiencias de esas que sabes que me van a acompañar hasta el último de mis días.

Si tienes cualquier duda, me puedes escribir por aquí o directamente hablar con Tierras Polares, que con quienes yo lo viví y son expertos en Groenlandia por más de 20 años.

Y ya si que me despido, con ganas de mucho más. Gracias por todo Groenlandia. Gracias a Tierras Polares por ser los que habéis hecho realidad mi sueño.

Es un viaje que me ha marcado muchísimo, y puede ser que sea el comienzo de un amor por las Tierras Árticas.

Y yo que me vine a vivir al Mediterráneo por sus 300 días de sol…pero mi corazón sabía que una de las cosas que tenía que hacer antes de morir, es vivir esta aventura entre Glaciares e icebergs empapada de cultura inuit en Groenlandia.

XoXo

Pilar On Board

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